Cuando un joven se Afilia, no entra en ninguna obligación financiera, pero retiene total responsabilidad de sus finanzas. Incluso cuando se muda por primera vez a una casa de la hermandad, solamente se espera que mantenga su estadía, es decir que su trabajo o servicio sea cubierto de sus propios gastos. Una vez que entra a formación, él se vuelve un hermano “en común”, sus ingresos y gastos son administrados en conjunto con todos los hermanos.
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